El 11 de enero del 2011, nuestra Cancillería acompañó su alegato ante la Corte de la Haya, con un documento elaborado con el mayor rigor científico[1]. En sus concisas conclusiones reza: “En las imágenes de satélite del 19 de noviembre y 14 de diciembre 2010, se puede ver un aparente intento activo para redirigir el río San Juan al enderezar su meandro en 400 metros aproximados de aguas arriba del nuevo cauce del río. En ambas imágenes de las fechas mencionadas es visible que se ha cortado una gran zanja en su meandro. … Si se finaliza este corte en el meandro se redirigirá el Río San Juan cerca de 175 metros hacia el oeste y es probable que se aumente significativamente la velocidad del agua río abajo. Este aumento en su velocidad también aumentará la cantidad de agua que entre en el nuevo canal, por ende, es probable que ocurra una ampliación del canal debido a una aceleración del proceso de erosión como consecuencia de la velocidad del agua y la afluencia del río”.
Términos que confirman las hipótesis de los técnicos nacionales que hemos venido alertando de esta situación hidráulica en semanas previas. Por lo tanto, ahora con más dragas en aquella zona, la magnitud del daño ambiental se incrementará drásticamente y más de un millón de toneladas de sedimento saldrán en rápida cascada al mar Caribe. De hecho las imágenes de satélite del informe suizo ya muestran la pluma sobre laguna Los Portillos claramente[2].
Conociendo el comportamiento de la deriva litoral en el Caribe, después de dos días del inicio de la descarga, este contaminante llegará a los arrecifes de Cahuita y luego aniquilará los de Puerto Viejo, Gandoca y Manzanillo, por cuanto el sedimento causa la asfixia de peces y moluscos, incrementa la turbidez del agua e impide que la luz penetre en el suelo marino, inhibiendo la fotosíntesis y con ello la vida vegetal en la zona fótica, principal alimento de los peces de arrecife. Además al mezclarse con la arena, las playas pierden su belleza y el mar turbio deja de ser atractivo. Pero es igualmente grave la alteración de la composición de la arena, lo cual eleva su temperatura e induce que los huevos de tortugas, cocodrilos y reptiles de la costa y humedales, mueran o nazcan de un solo sexo, lo cual produce en diferido idéntico resultado extintivo.
Por este solo motivo, no tenemos años, ni meses para actuar drásticamente contra el agresor. El tiempo lo fijan las dragas nicas financiadas por Venezuela e Irán. Confiamos que nuestro gobierno siga espiando al invasor con alta tecnología y actúe a tiempo para evitar una catástrofe ambiental que será origen de un daño irreversible a las comunidades del Caribe Sur de Costa Rica. O bien, al menos tome las acciones que correspondan para determinar el valor social y ambiental de esos humedales antes de ser destruidos y poder luchar en años venideros por una indemnización nica.
La figura muestra en la izquierda el cambio en la pendiente del piso del rio cerca de su desembocadura. Fuente: Instituto de Geociencias. Universidad de Columbia. EEUU. Datos del satélite JASON/NASA. Procesamiento: Instituto de Costas. Software GeoMapApp©
En el lado derecho una vista de la dinámica del sedimento una vez que las dragas hayan concluido su trabajo erosivo del piso del rio.
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